Según ya es tradición, todos los 24 de diciembre, las campanas de la Iglesia Parroquial Mayor avisan de la llegada de las nueve de la noche y dan comienzo así a una celebración que no cesa hasta el día siguiente.
A las Parrandas de Remedios, declaradas en el año 2013 Patrimonio Cultural de la nación, acuden personas de casi toda la geografía cubana y extranjeros, movidos por la espectacularidad de las carrozas, los fuegos artificiales, la decoración de la ciudad y las farolas, los ruidos de los morteros, voladores y el repique -que remeda el sonido primigenio que llamaban a la participación de las feligreses- y atraídos por el ambiente festivo que inunda la localidad.
En honor a esta tradición y para preservar algo de lo mejor de ella se crea el 1 de abril de 1890 el museo etnográfico de las Parrandas Remedianas, donde se conservan numerosos objetos, maquetas, testimonios, fotos y documentos relativos a una de las más conocidas fiestas populares cubanas.
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